El jardín del nuevo pop
Mientras una revista alemana rescata a dos bandas en un compilado, el rock tucumano se afinca en Buenos Aires.
Por Facundo Lozano.
En Tucumán, lejos del huayno de aires folclóricos, hace más de cinco años que viene gestándose una escena más cercana al indie y hasta al electropop. De la mano del experimental Diosque se abrió un paronama de búsqueda distinto. El, José Miel y Klemm son algunos de los representantes que aunque ya viven en Buenos Aires, pueden hablar de sus bandas y de lo que significó ser más under que el under. Con la instalación en Tucumán de la Rock & Pop (hace 9 años) se creó un séquito de rockeros, pero más relacionados con el heavy metal y el rock barrial. Por eso, a estos amantes de la canción todo se les hizo cuesta arriba.
De hecho, Karma Sudaca y La Banda de tu Hermana, grupos de este palo, metieron una canción cada uno en un compilado armado por la revista berlinesa B 2, además de llenar cada show que hacen. Sin embargo, hubo bandas como Los Chicles, del hoy solista Patricio García que, a pesar con un corazón pop, lograron un gran reconocimiento y llegaron a telonear a Attaque 77, entre otros.
"Que se pudra Tucumán", cantaba García en un viejo tema y quizás tenía que ver con que en la provincia no hay festivales y tampoco muchos lugares para tocar. Ahora, lo que sobran son bandas, si no entrá a www.tucumanunder.com y comprobá que hay tantos grupos como habitantes.
Así, entre loops y samplers e influencias musicales muy diversas, que pasan de Melero a My Bloody Valentine y de Spinetta a los ritmos tropicales, sucede la nueva escena alternativa, que pone el pop como estandarte y desde Buenos Aires pretende dispersar su lenguaje por todos lados.
1. Diosque: EL arte de descomponer
Juan Román (Diosque, no Riquelme) es considerado un verdadero pionero en su provincia. Claro, para algunos será el precursor de una música desagradable y para otros ícono de la experimentación y del arte de descomponer canciones (última canción del disco) y mezclar Xuxa con Melero.
"Tengo influencia de una música originaria del norte y tiene que ver con la predominante población mestiza y de ascendencia indígena. Si bien estos ritmos no se escucharon mucho en mi casa, aprovecho que soy tucumano y vivo en Buenos Aires para prestarles más atención", así define Diosque lo importantes que han sido los sonidos que lo rodearon en su infancia y sorprende, porque en su último disco I Can Cion, se escucha desde Beach Boys a Galaxie 500, pero nada de ritmos norteños y folclóricos.
Diosque no cree en la diferencia entre los músicos electrónicos y los electroacústicos, porque para él, aunque haya diferencia en los instrumentos, la música es la misma. Así y todo destapa el secreto de trabajo: "La post-producción es fundamento de mi música, grabo y después compongo, entonces, si grabé una canción con voz y criolla, siempre va a correr el riesgo de dejar de ser de esa forma".
I Can Cion se editó hace unos meses, es el primer disco que Diosque saca por una discográfica importante, y en él trabajó junto con uno de sus referentes: Daniel Melero. "Es muy bueno trabajar con Daniel, no sólo por lo que conoce, sino por la magia que tiene como artista. El disco lo hicimos juntos. De ahí quedamos laburando en otros proyectos, no solo individuales".
2. Klemm: Pasteles verdes con Sonic Youth
El nombre de la banda, la tapa de los simples que tiene editados, la forma en qué se viste y hasta los grupos que admira, darían como resultado una nueva agrupación de personas que se hacen los kitsch, que quieren endiosar lo que en algún momento se consideró grasa, pero no: "Nos gustan Los Pasteles Verdes y no con ánimo de recuperar nada, sino de verdad", asegura Fligman, bajista y productor de Klemm.
"Además de Los Pasteles, Los Angeles Negros, Beto Orlando de acá. Sé que son innombrables, pero nos mata esa estética. También el rock de culto del 90, tipo Sonic Youth, Pixies o My Bloody Valentine", confirma Gringo Ch, voz romántica y primera guitarra del grupo, para confundir cada vez más.
La banda existe desde el 2001 y fue fundada por el Gringo, que en realidad se llama Federico Carlorosi, luego de su experiencia como guitarrista de Leo García. Así se apareció Eduard, el vocalista nueva ola y guitarrista rítmico, después Fligman y por último Quique Ilid, único integrante no tucumano. Así, en banda, se fue encontrando un sonido electropop pero bien rockero, sin loops electrónicos, sólo con algunos sampleos para colorear.
Como pasa el tiempo es el último simple que editaron (están terminado su primer LP) y en él hay tres canciones que muestran rumbos diferentes, de Los Encargados a los Decadentes y pasando por Los Abuelos de la Nada.
"Cuando vivíamos en Tucumán éramos el under del under, no teníamos nada de cabida. Allá funciona más el heavy de Karma Sudaca. Los Chicles, Fede y Diosque (que tocaron juntos) abrieron el camino", dice Fligman.
3. José Miel : Nostalgia de dibujito animado
¿Por qué José Miel? La cosa es así: aquel es el nombre de un animé japonés de la década del 80, que no hacía otra cosa que hacer sufrir a quien lo mirase. La abejita protagonista vivía para buscar a su madre (que finalmente estaría muerta) y en cada capítulo se hacía un amigo nuevo que (sí, adivinaron) moría poco tiempo después, sin ningún tipo de explicación.
"Decidimos ponerle así a la banda porque cuando el disco ya estaba casi todo terminado lo perdimos. Recordamos la tristeza que nos daba José Miel y nos pareció un buen nombre, además de que en mis composiciones aparece mucho mi infancia", comenta Sebastián Díaz Romero, que junto con su hermano menor Leandro (bajo) y Joaquín Franco (batería), conforman esta banda de canciones cuidadas, nostálgicas, llenas de pérdidas y lloriqueos varios.
La banda parece muy influenciada por Luis Alberto Spinetta. Sin embargo, Sebastián explica: "Yo iba a un profesor de guitarra que era fan del Flaco: yo ni lo conocía, era chiquito. Entonces, el tipo me pasaba una zamba, pero con acordes raros. Mi influencia es mi profe, a Spinetta lo conocí mucho tiempodespués".
En el disco, que salió a fines de 2006, también se escucha algo de Prince y hasta Virus. "Cuando éramos chiquitos mi vieja iba a las disquerías y preguntaba qué estaba de moda. Así yo escuché Locura, de Virus, y Doble Vida, de Soda Stereo", recuerda Leandro. El cronista apunta que por suerte no estaba de moda Montaner y Leandro salta: "¡Montaner es un grosso! Soñé que lo conocía y me hacía re-feliz".
(c) CLARIN - http://www.clarin.com/suplementos/si/2007/09/07/3-01493762.htm
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