El ocaso de los ídolos
“enfermo y destruido / la ciudad me ha vencido...”
Año de grandes reuniones en buenos aires. Los tres se juntan para que otros “vean” y con ello ganar lo que a cada quien corresponda. Chau Soda.
Sting. Sting, Sting gritaron los pocos que gritaron. Sorprendido, Sting esbozo sus muecas de agradecimiento en una sutil sonrisa. ¡The Police cierra su ciclo en Argentina! Con la grabación del DVD y sus respectivas cuentas saldadas, los tres señores en cuestión podrán sentirse mas que satisfechos. Andy, ya sabemos bien quien sos, te conocen hasta los perros, los nueve dedos desplazados a lo largo de una guitarra se pueden dar el gusto, el lujo aun, de tocar sin mirar a quien. Gracias totales.
Ya somos millones, mas, billones los mensajes que están llegando a través de sus dedos, estrangulando su voz en cuello con los ojos puestos por detrás. El pequeño Stewart Armstrong Copeland, tan niñito cuando lo oímos tocar por primera vez la batería. Una nube de vapor sagrado envolvía al ángel cuando se saltaba al cielo o cerraba la puerta del jardín y ahí se quedaba. Tanta belleza se paga cara. Los problemas con la dirección de miradas, las canciones demasiado “extensas”, o algún mal giro en la espiral de la historia, nos dejo a nosotros sin Police y a ellos sin artículos que los representen hasta este momento, 2007, año del retorno eterno de The Police.
“Ghost in the Machine”. De pronto river escuchó el silencio, walking in the moon y uno miró al cielo, puedes oirme? desde las tribunas, como aquel fatídico mundial, sin entender bien qué decían se escucho corear el trágico: ole ole ole police police, la cancha no se mancha, puedes verlo. El ingles levantó los ojos cuando aquel “indio” lo increpo de frente: cantaba como para sí, atravesando palabras en la distancia, aquella canción que tan lejos lo transportaba entonces. Andy: ese bombo es para vos”, pensaba mientras coreaba el estribillo, ole ole ole, escuchó de pronto, la gente estaba allí, (io ido io ió) lo habían oído. Andy Summers prefería no mirarlo, se concentraba en disfrutar de su amigo Copeland tratando de ahorrar a su amigo Sting el privilegio de tocar el bajo junto a su amigo, el corsario Simbad Hakim, a su salud!.
Así empezaron a discutir la cosa, Uno escucho algo del otro, recordó un disco insuperable y re-conoció al verdadero amigo, lo llamo y le contó un sueño, él diciendo que no quería y no podía y que le excusara sin tomarlo a mal y todo eso y luego dijo bueno que tomaría un cigarrillo. Ella volvió a ser una noche mágica!
La reunión de tres amigos, deberíamos estar contentos, festejar, y lo estamos. En argentina, en el mes de diciembre los tres magos vieron bajar una estrella y fueron en su encuentro. Una nueva era comienza para todos, Andy seguirá tocando para unos pocos privilegiados junto a su banda de “nuovo” jazz, Stewart Copeland cada vez mas abocado al cine y Sting quien sabe que algo nuevo hará esta vez...
“Para Ella, el arte es lo cotidiano porque el arte es lo que la alimenta. Cuánto más fácil es para el artista, dice la mujer, echar fuera de si las emociones y las pasiones.”
________________| (c) Andy Stein | www.underpop.com.ar |________________
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